24 de abril, 2011
DE ESO NO SE HABLA
Si hay un tema tabú en nuestro país, es el de la Deuda Externa. La indiferencia con la que se la trata el tema en los tres poderes de turno, no hacen más que proteger los intereses extranjeros que frente al amodorrado Estado, que debe velar por nuestros derechos, aflojan sus cadenas dándonos una falsa sensación de libertad y nos entretienen como a niños, mientras el cáncer financiero se extiende de Norte a Sur en nuestra república.
Hoy para algunos es claro, que no hacer una auditoría de la deuda es condenar a generaciones de argentinos al despojo, la miseria y el hambre, en una tierra que produce alimento para el mundo.
Pocos entendieron en nuestra corta historia democrática que el endeudamiento generado por los gobiernos de facto y los subsiguientes en plena democracia, condiciona el desarrollo de la Argentina a los intereses, mediante organismos usureros, de los países del primer mundo.
Entre esos pocos hombres de bien, que lucharon contra la corriente neoliberal, entreguista y antinacionalista, se encuentra el señor Alejandro Olmos.
¿QUIÉN FUE ALEJANDRO OLMOS?
Alejandro Olmos nace en Tucumán el 1 de mayo de 1924. A los trece años de edad, da comienzo a su carrera periodística con su programa radial en «LRA Radio Nacional». Miembro de la Unión Nacional de Estudiantes Secundarios, lleva una activa militancia contra la intromisión extranjera en la economía Nacional, ya fueran organismos de crédito o inversiones directas en sectores estratégicos.
Sus estudios en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, se encuentran marcados por el contacto de personajes de la talla de Scalabrini Ortiz, entre otros.
Olmos apoya la «Revolución de junio» de 1943, pero mantiene diferencias con el GOU (Grupo de Oficiales Unidos) del que formaba parte Juan Perón. En cambio Olmos se encontraba mas en línea con el nacionalismo de Scalabrini Ortiz y Arturo Jauretche. Sólo tres años pasan, antes que Olmos denuncie a la empresa que intentaba asociarse con el Estado para crear SOMISA. La denuncia la hace en base a la participación de Eximbank y la rentabilidad que se le ofrecía a la misma. Inicia acciones contra Perón, lo que lo lleva a enfrentarse y a romper relaciones hasta que, por medio de la intervención de Cooke, vuelven a acercarse.
Tras el golpe de 1955 que derroca a Perón; se proscribe el peronismo y la militancia sindical. Ese 13 de noviembre sale el primer número de «Palabra Argentina», denunciando entre otras cosas, las barbaridades del gobierno. Así Olmos, es marcado y apresado hasta el triunfo de Arturo Illia en 1963.
En 1970 funda el periódico Tercer Frente, alineado al peronismo de izquierda. En 1975 pasa a ser asesor del ministro del interior Dr. Ares, hasta el 24 de marzo de 1976, cuando comienza el llamado «Proceso de Reorganización Nacional».
El 4 de abril de 1982, presenta una querella contra José Alfredo Martínez de Hoz y otro funcionarios del gobierno militar, alegando que la contratación de la deuda externa, se había tomado de forma ilegal.
Durante 18 años, lleva la causa presentando pruebas. En el proceso también denuncia la entrega de YPF, de las privatizaciones de ENTEL y de Aerolíneas Argentinas.
Fallece el 24 de abril del 2000, sin posibilidad de saber que tres meses después, el juez federal Jorge Ballesteros terminará declarando que el endeudamiento extranjero contraído durante varios gobiernos era «ilegal, inmoral, ilegítimo y fraudulento».
MEMORIA MANCILLADA
La desatención de los gobiernos, la falta de interés de los medios y el olvido de los argentinos en general, hacen hoy que la memoria de este luchador se encuentre, por lo menos deshonrada.
Lo hizo también la pasividad del poder legislativo a lo largo de estos once años.
En marzo de 2010, Fernando «Pino» Solanas presenta un proyecto para crear una «Comisión Bicameral de Investigación de la Deuda». El Frente Para la Victoria, como era de esperarse, lo «cajonea».
No podíamos dejar pasar esta fecha, por el hecho de sentir que Alejandro Olmos forma, de alguna manera, parte de las cinco causas del Movimiento y no brindarle este pequeño homenaje sería, por lo menos, desmerecer esas causas.
JSA Mar del Plata